Aunque la relación científica entre microbios y enfermedad no se estableció hasta Pasteur, siglos atrás la gente ya sabía que el consumo de cierto tipo de aguas era peligroso. Por eso, en Oriente se generalizó la bebida de infusiones, té principalmente, y en Occidente las bebidas alcohólicas para comer: vino, cerveza y sidra. En ambos casos, los microorganismos quedan erradicados. Estos antiguos “tratamientos potabilizadores” del agua dieron paso a partir del siglo XIX a tratamientos potabilizadores científicos.
Por otra parte, la depuración de las aguas comienza en el siglo XX, a medida que la contaminación de las mismas ha ido aumentando causando un incremento de riesgos para las poblaciones humanas e impactos ambientales en la fauna y flora considerables.
Tratamiento de aguas para consumo humano
El agua natural, aunque no esté contaminada por vertidos humanos, puede poseer unas características físicas, químicas y biológicas y constituir un riesgo para la salud humana. Los valores de calidad del agua para cocinar o beber son los más exigentes. De ahí que haya que someterla a tratamientos y convertirla en agua potable. El conjunto de estos tratamientos recibe el nombre de potabilización.

El agua natural puede llevar partículas sólidas en suspensión, sustancias disueltas y diversos tipos de microorganismos y organismos. Las plantas potabilizadoras someten al agua a una serie de procesos que eliminan las sustancias en suspensión y los organismos, especialmente las bacterias.
La eliminación de partículas en suspensión se realiza mediante cribado, floculación y decantación, y filtrado. El cribado se realiza mediante una rejilla, la floculación mediante una sustancia química que coagula partículas en suspensión y la decantación separa los flóculos formados del resto del agua. Finalmente un filtrado a través de filtros de arena elimina totalmente las partículas suspendidas. La eliminación de los microorganismos se realiza vertiendo una sustancia oxidante, como cloro (cloración) u ozono (ozonización).
Desalación del agua de mar
La finalidad de la desalación es obtener agua potable a partir del agua de mar. Esto se pude hacer por dos procedimientos básicamente: por evaporación, a través de varios procesos de evaporación y enfriamiento se separa el agua de la sal, y a través de procesos de ósmosis inversa, cuyo fundamento es lanzar agua salada a presión sobre una membrana semipermeable que permite el paso del agua pero no de la sal. Evidentemente, en ambos casos es preciso consumir energía, en el primero, para calentar el agua, y en el segundo, para lanzar agua a presión. Desde el punto de vista energético es más eficiente la ósmosis inversa que los procedimientos por evaporación.
¿De dónde proviene el agua de tu localidad?
Veamos el esquema básico de una planta desalinizadora. La isla de Tenerife cuenta con 3 plantas capaces de hacer potable el agua del mar. ¿Cómo funcionan?

En el polígono industrial de Granadilla de Abona hay una desaladora en funcionamiento. Esta instalación, que ha supuesto una inversión de 29 millones de euros, abastece a unos 56.000 habitantes de la comarca de Abona, en el sur de Tenerife. Esta infraestructura, que funciona durante las 24 horas del día, utiliza la tecnología de ósmosis inversa, que permite la producción de caudales de gran calidad, con capacidad para 14.000 m3/día. Los novedosos sistemas de recuperación de energía aumentan su eficiencia y reducen los costes de producción. En diciembre de 2016 fue entregada por el Gobierno de Canarias al Cabildo de Tenerife, que es el responsable de su explotación a través del Consejo Insular de Aguas.
Depuración de aguas residuales
La depuración de las aguas residuales tiene como objetivo minimizar el impacto de la contaminación del agua sobre los ecosistemas naturales, en otras palabras, trata de ayudar a la naturaleza en el proceso de autodepuración con el fin de evitar impactos y posibles riesgos. Los contaminantes que llevan las aguas residuales son de tres tipos: físicos, químicos y biológicos, y ello exige realizar un tratamiento complejo combinando tratamientos físicos, químicos y biológicos.
La depuración de las aguas en la isla de Tenerife
Solo en la comarca de la Isla Baja (Buenavista del Norte, Garachico y Los Silos), se vierten al mar cada día hasta 770.000 litros de aguas residuales sin depurar. Tenerife necesita 6 depuradoras más para reciclar toda el agua residual. El problema de la insuficiente depuración de aguas residuales en Tenerife ha salido a la palestra en los últimos años por el aumento de la preocupación social acerca de los vertidos al mar, y el foco que ha puesto la Comisión Europea en el incumplimiento de las directivas en esta materia.
En febrero del 2020, el Cabildo firmaba un convenio con el Estado para la construcción de sistemas de saneamiento en cinco enclaves estratégicos de la Isla (Acentejo, Arona Este-San Miguel, Granadilla de Abona, Santiago del Teide-Guía de Isora y Valle de La Orotava). El coste de estas infraestructuras es de un valor de 170 millones de euros (calderilla si lo comparas con los 300 millones que costó la construcción del puerto de Granadilla de Abona). Hay que indicar que esta depuración conlleva inversiones en equipos tecnológicos y crea puestos de trabajo en personal cualificado. El coste hay que enfocarlo como una inversión de futuro. Las EDAR mejoraran el ecosistema marino, la calidad de las aguas de nuestras costas y harán más sostenible el desarrollo del turismo.
Fases de la Depuración
Básicamente se distinguen las siguientes fases:
- Pretratamiento:
Consiste en la separación de sólidos en suspensión (trapos, plásticos, palos, etc.), de sólidos no flotantes (piedras, arenas) y de grasas, mediante procesos de desbaste o retención a través de rejas, de desarenado y desengrasado. - Tratamiento primario:
Se realizan procesos de sedimentación en decantadores o piscinas donde se separan por gravedad las partículas o sólidos en suspensión de mayor densidad. Después se utilizan productos químicos floculantes para agregar los materiales coloidales y retirarlos mediante una nueva decantación. Posteriormente hay otro tratamiento químico para neutralizar el pH del agua, cuyo control es necesario en la fase siguiente. Estos procesos producen fangos que se recogen para ser tratados posteriormente. - Tratamiento secundario:
Se trata de un tratamiento biológico con el fin de eliminar la materia orgánica. Se transporta el agua residual hasta unos tanques, inyectándose oxígeno, de modo que las bacterias presentes en el agua oxidan la materia orgánica en condiciones aerobias y bajo un control del pH y la temperatura.
- Tratamiento terciario:
En ocasiones, si el agua está contaminada por sustancias como nitratos y fosfatos, metales pesados, sales, etc., que no han podido ser separadas por los anteriores procedimientos y si va a ser reutilizada aunque sea para limpieza o riego o si la concentración de éstas es muy elevada, es necesario extraer estas sustancias mediante tratamientos químicos específicos que encarecen mucho la depuración de las aguas. - Tratamiento de lodos.
Como resultado de algunos de los procesos anteriores se obtienen lodos o fangos que después de eliminar parte de su agua, se estabilizan mediante la oxidación de la materia orgánica residual vía anaerobia en unos tanques denominados digestores. El resultado es la obtención de un material rico en componentes húmicos que se puede emplear como compost para el abono agrícola, siempre y cuando no haya sustancias tóxicas, como metales pesados. - Obtención de gas:
El gas obtenido de la descomposición anaerobia de los fangos es rico en metano (biogás) y puede ser reutilizado para aportar energía a la propia planta depuradora (cogeneración)