Como ya sabemos, son cadenas cortas de entre 2 y 10 monosacáridos, unidos mediante un enlace O-glucosídico. Este enlace se efectúa entre un grupo alcohol de cada monosacárido con el desprendimiento de una molécula de agua. Esta reacción se da entre el –OH del carbono 1 de un monosacárido y, generalmente, el –OH del carbono 4 del otro monosacárido. Así, ambos monosacáridos quedan unidos por un átomo de oxígeno. A estos compuestos se les denominan O-glucósidos. Hay diferencia si el enlace se efectúa entre monosacáridos de la forma alfa o de la forma beta (ambas formas de la glucosa son isómeras).
Si en el enlace intervienen el hidroxilo del carbono anomérico del primero monosacárido y otro grupo alcohol del segundo monosacárido, se establece un enlace monocarbonílico. Si participan los grupos hidroxilo de los carbonos anoméricos de ambos monosacáridos, será un enlace dicarbonílico.
DISACÁRIDOS.
Son moléculas formadas por la unión de dos monosacáridos. Los disacáridos con enlace dicarbonílico pierden el carácter reductor porque los carbonos carbonílicos de los dos monosacáridos están implicados en este enlace. Los disacáridos también son sólidos cristalizables, solubles en agua y de sabor dulce, por eso también son denominados azúcares. La función de los disacáridos es también energética, aunque para ser utilizados por las células, primeramente deberán ser descompuestos en sus monosacáridos integrantes.
Los principales son:
MALTOSA o azúcar de malta, que está formada por dos unidades de glucosa (la malta el grano de la cebada germinada; este producto es la base de la fabricación de la cerveza).
LACTOSA o azúcar de la leche, está formada por la unión de una molécula de glucosa y una de galactosa. A pesar de poseer monosacáridos con formas β, los mamíferos poseemos una enzima, la LACTASA capaz de romper su enlace O-glucosídico. El humano es el único animal que se conoce que aún siendo adulto puede secretar esta enzima.
SACAROSA o azúcar de la fruta. Es muy abundante en la remolacha y en la caña de azúcar, de donde se extrae y constituye el azúcar que consumimos habitualmente. Se compone de un monosacárido de glucosa unido a otro de fructosa. Es realmente de sabor más dulce que la glucosa pero menos que la fructosa.