BIOLOGÍA y GEOLOGÍA

MATERIAL DIDÁCTICO ESO BACHILLERATO

05 MODELOS DE DESARROLLO

El concepto de “desarrollo” es ambiguo. Para unas personas significaría la posibilidad de satisfacer necesidades básicas como la alimentación, la vivienda o la salud. Para otras, supone disfrutar de una serie de electrodomésticos que hacen la vida más fácil, tener aparcado en el garaje uno o varios coches y viajar a un país exótico en vacaciones. ¿De qué desarrollo hablamos? Tradicionalmente, en las diversas concepciones del desarrollo, el aspecto económico del término ha tenido un peso fundamental. Y, si no, repasemos qué datos se tienen en cuenta para calificar a un país como desarrollado, el producto nacional bruto (PNB), la renta per cápita, el nivel de consumo,… Este patrón de lo que debe entenderse por “desarrollo” se ha convertido en un sinónimo de producción y consumo ilimitados, de capacidad de gastar recursos y de acumular bienes, medido en términos de crecimiento económico continuo. Sin embargo, estos parámetros no reflejan el coste ambiental que suponen los impactos sobre el medio y el agotamiento de los recursos de los que, en último término, dependen todas las economías.

Tras un martes de Carnaval en Santa Cruz, los operarios de limpieza recogen 210 toneladas de residuos. ¿De qué material están hechos la mayoría de esos residuos? ¿En qué modelo de desarrollo de los que vamos a ver a continuación lo enmarcarías?

Veamos los tres tipos de modelo de desarrollo:

  • Modelo de Desarrollo incontrolado: modelo que siguió a la Revolución Industrial y que se basa en la generación de riqueza y bienes de consumo que promuevan un crecimiento económico sin tener en cuenta el deterioro del medio natural, es decir, se basa en la consideración del sistema económico al margen del sistema ecológico. Se suponen unos flujos de entrada de materiales y combustibles fósiles ilimitados. Pero lo cierto es que muchos de estos recursos son no renovables, por lo que se pueden llegar a agotar. Por otra parte, en este sistema económico se liberan muchos residuos y se producen otros impactos ambientales. Todos estos costes ambientales se denominan costes ocultos, que no se suelen contabilizar en el precio de los productos y que provocan efectos nocivos en el medio ambiente, en la sociedad o en la salud. La explotación incontrolada de los recursos naturales no permite mantener el crecimiento económico por un tiempo indefinido porque provoca un deterioro del sistema ecológico del que depende toda actividad económica. Existen serios indicios de que su límite está próximo, y cuando el sistema natural se agote, se paralizará el crecimiento económico y sobrevendrá su declive y su colapso. Todas las soluciones que proponen los que pretenden seguir con este tipo de política se basan en la creencia de que los avances tecnológicos que aparezcan en el futuro podrán impulsar la búsqueda de nuevas fuentes de recursos, lo que permitirá continuar su explotación.
  • Modelo de Desarrollo Conservacionista o de Crecimiento Cero: un estudio realizado en la década de 1970, contemplaba que en un plazo de unos 100 años se alcanzaría la capacidad de carga de la Tierra y el colapso del sistema actual. La solución propuesta fue el modelo conservacionista o de crecimiento cero, que propone detener tanto el desarrollo económico como el crecimiento de la población en sus límites actuales y el reparto de la riqueza ya obtenida. Aunque la idea de un crecimiento cero pudiera parecer aceptable a los países del Norte, que han alcanzado un alto grado de desarrollo, es especialmente injusta con los países del Sur, obligados aún a saldar sus deudas externas y a paliar la hambruna de sus crecientes poblaciones.
  • Modelo de Desarrollo sostenible o Sostenibilidad: se define como aquel tipo de desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. El término de desarrollo sostenible fue definido por primera vez por la Primera Ministra noruega Groharlem Bruntland en 1987. Se basa en la capacidad de extraer recursos naturales por debajo de su capacidad de renovación, generando un volumen de residuos inferior a la capacidad de acogida del medio. En definitiva, se trata de mantener el “capital natural” (atmósfera, suelo, agua, patrimonio genético, etc.) y vivir de los “réditos”, con el fin de no hipotecar la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus necesidades. Los países ricos se comprometieron a reducir su consumo energético y la contaminación y a destinar un 0,7% de su producto interior bruto a propiciar un desarrollo sostenible en el Sur. Los países en vías de desarrollo, por su parte, deberían proteger sus bosques y propiciar su desarrollo, de modo sostenible, con la financiación aportada por el Norte, y a lograr un control demográfico en aquellos países donde sea preciso. El desarrollo sostenible busca conciliar el desarrollo con la conservación del medio ambiente, considerando que ambos conceptos son complementarios: la destrucción del medio ambiente implica, más tarde o más temprano, el fin del bienestar económico. Para evaluar el desarrollo de un país, en lugar de medir el nivel de vida, debería medirse la calidad de vida de sus habitantes, valorando los costes ambientales derivados de los impactos sobre el medio. Aunque el planteamiento parece sencillo, su aplicación entraña enormes dificultades pues supone un cambio en la mentalidad y estilo de vida consumistas, predominantes en la sociedades desarrolladas, así como un enfoque mucho más solidario en las relaciones Norte-Sur, y todo ello para evitar unas consecuencias que no sufrirán los actuales habitantes de los países desarrollados, sino sus descendientes.

ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN

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