Antiguamente se creía que los seres vivos surgían por generación espontánea, a partir de la materia orgánica en descomposición. Esta creencia se basaba en observaciones cotidianas como la aparición de larvas en alimentos que se encontraban en descomposición, moscas en la carne podrida o ratones en el estiércol.
El primer científico en cuestionarse la generación espontánea fue Francesco Redi. En 1668 diseñó un experimento que demostró que las larvas que aparecían en la carne podrida no surgían por sí solas, sino que procedían de los huevos que las moscas habían puesto sobre la carne.

El experimento fue muy criticado por la sociedad de la época y no sirvió para rechazar totalmente la generación espontánea.
Demostración de Pasteur

En el siglo XVII aún continuaba la polémica. Fue Louis Pasteur, en 1860, quien puso de manifiesto la falsedad de la tradicional creencia de la generación espontánea. Con sus experimentos demostró que son los microorganismos del aire los que descomponen la materia orgánica, concluyendo que todo ser vivo procede de otro ser vivo.

CIENCIA Y SOCIEDAD