Físicamente nos parecemos a nuestros padres, abuelos, tíos, hermanos, primos. ¿Cómo se heredan los rasgos físicos de una generación a otra? Esto es algo que siempre nos ha llamado la atención, y además tiene muchas utilidades: nos permite seleccionar adecuadamente especies animales o vegetales para la ganadería y la agricultura y ayuda en los casos de enfermedades genéticas para prevenir que estas pasen a generaciones posteriores.
Durante siglos los agricultores y ganaderos fueron cruzando las especies que más les interesaban para seleccionar los mejores rasgos, pero no empezamos a entender cómo se heredaban estas cualidades hasta la llegada de un matemático que aplicó el MÉTODO CIENTÍFICO a esta cuestión.


Gregor Johann Mendel (1822-1884) es considerado el padre de la genética moderna. A partir de sus experimentos desarrolló una teoría de la herencia mucho antes de que se descubrieran los cromosomas y se comprendiera su comportamiento.
Mendel vivió una infancia humilde en una aldea de la actual República Checa. A los 21 años ingresó en un monasterio donde realizó sus famosos experimentos con la planta del guisante en un pequeño jardín. Mendel proyectó cuidadosamente cada experimento con el fin de descubrir la forma en la que se transmitían los caracteres heredables.
En 1866 publicó los resultados de su experimentación en la revista de la Sociedad de Ciencias Naturales de Brünn. Teniendo en cuenta que en ese momento se carecía de conocimientos acerca de la naturaleza del ADN y de los genes, sus trabajos obtuvieron poca repercusión científica. Murió en 1884 sin ver reconocida la importancia de sus estudios.
En 1900 se redescubrieron los trabajos de Mendel y dieron su nombre a las leyes fundamentales de la herencia.