El término autoinmunidad es la alteración del sistema inmunológico que impide reconocer las células y los tejidos como propios, produciendo anticuerpos contra ellos. En esta respuesta autoinmune participan tanto los Linfocitos T y B, como células y moléculas del sistema inmune innato.

La autoinmunidad es un proceso autodestructivo que causa enfermedades autoinmunes, de desarrollo lento pero progresivo. Algunas de las enfermedades autoinmunes más conocidas son la diabetes juvenil, la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la psoriasis, etc.

En estas alteraciones los linfocitos no son capaces de distinguir los antígenos que provienen del exterior (heteroantígenos) de las moléculas propias (autoantígenos). Normalmente, estos linfocitos anómalos o linfocitos autorreactivos se eliminan, pero puede ocurrir que lleguen a alcanzar la circulación sanguínea y llegar hasta algunos órganos, desarrollando procesos de autoinmunidad.

La producción de linfocitos autorreactivos se debe a algunos de los siguientes motivos:

• Se producen algunos cambios en los autoantígenos que impiden que el sistema inmunitario los pueda reconocer como propios.
• Algunos antígenos extraños son muy parecidos a los autoantígenos (mimetismo molecular), por lo que el organismo los confunde y reacciona contra ellos.
• Algunas células no son reconocidas como propias porque no habían entrado en contacto con los linfocitos.

AUTOINMUNIDAD:

En el ciclo de vida de los Linfocitos T, se seleccionan series celulares en el Timo, para que aquellas que tienen demasiada afinidad con los complejos MHC propios sean eliminadas o inhibidas mediante una selección negativa para que no exista riesgo de activación y ataque de nuestras propias células sanas.

Gracias al MHC se hace posible el reconocimiento de los tejidos propios y así se favorece que nuestro sistema inmune sea capaz de detectar células infectadas o tejidos exógenos como ocurre en el caso de los trasplantes cuando se produce rechazo. El rechazo puede darse de forma aguda o de forma crónica, cuando el organismo detecta que existen células diferentes y se produce la activación de Linfocitos T, se activará la respuesta inmunitaria que atacará al tejido.

El MHC se descubrió por su implicación en la aceptación o rechazo de trasplantes de órganos y tejidos, Esto es debido a que el MHC también se suelen encontrar de manera muy frecuente en la membrana plasmática de nuestras células sanas, ayudando a que el sistema inmune las reconozca como propias y eso hace que no se desencadene la respuesta inmune, a excepción de las enfermedades autoinmunes. En ellas el sistema inmunitario ataca a células propias de diversos tejidos porque no las reconoce como propias del organismo.

En la actualidad se están utilizando anticuerpos monoclonales como terapia para algunas de estas enfermedades, pero la esperanza de curación se encuentra en la terapia génica.

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