
INTESTINO DELGADO
El intestino humano presenta una superficie de unos 300 m2 (tamaño de una pista de tenis de dobles).

Los nutrientes (sustancias útiles) pasan desde el tubo digestivo (que es en realidad el medio externo). Cuando pasan a través de las células del epitelio intestinal a la sangre circulante, entran en nuestro medio interno. Recordad que son transportados por medio de venas que convergen en la vena porta-hepática y se dirigen hacia el hígado.

Casi toda la absorción de los alimentos se realiza en el yeyuno e íleon, que presentan una enorme superficie de absorción. El intestino delgado es un tubo estrecho y largo; su longitud varía según el tipo de alimentación del animal, siendo más largo en aquellos cuya dieta contiene mayor cantidad de vegetales.
La existencia de una serie de repliegues en varios niveles en la pared interna aumenta mucho su superficie de absorción. Presenta tres estructuras que son, de mayor a menor, los pliegues, vellosidades y microvellosidades.

- Los pliegues son pliegues profundos de las capas mucosa y submucosa; a diferencia de las rugosidades del estómago, estos pliegues no desaparecen cuando los alimentos llenan el intestino delgado, hace que el quilo circule en espiral mientras pasa a través de las paredes.
- Las vellosidades son proyecciones con forma de dedo de la mucosa que le confieren un aspecto y una apariencia aterciopelados, similar al tejido de una toalla. En cada vellosidad hay una arteriola y una vénula que se conectan formando un lecho capilar y además un capilar linfático modificado denominado vaso quilífero.
- Las microvellosidades son diminutas proyecciones de la membrana plasmática de las células mucosas que proporcionan un aspecto velloso a la superficie celular, algunas veces denominada borde ciliado. Las membranas plasmáticas de las células llevan enzimas (enzimas de bordes ciliados) que completan la digestión de las proteínas y los hidratos de carbono en el intestino delgado.
Todas las modificaciones estructurales que aumentan la superficie intestinal se reducen en número en su porción final; en contraste, los ganglios linfáticos de la submucosa aumentan hacia el final del intestino delgado. Esto se explica porque los residuos sin digerir contienen una gran cantidad de bacterias, cuyo acceso al torrente circulatorio debe evitarse a toda costa.

INTESTINO GRUESO
El resto del quilo que no fue absorbido en el intestino delgado sigue su camino hacia el intestino grueso a través de la válvula ileocecal. Aquí, estos restos –en gran parte compuestos de fibra de celulosa- sufren las últimas modificaciones. El intestino grueso mide de 1.5 a 2 m de longitud, y su mucosa también presentan repliegues transversales (pero no vellosidades intestinales) para aumentar la superficie de absorción.
La pared del intestino grueso está tapizada por glándulas que segregan mucus pero no producen jugos digestivos. En el intestino grueso se pueden diferenciar tres zonas: ciego, colon y recto.
1. El ciego es la primera porción, constituye un saco situado en posición inferior a la válvula ileocecal que se prolonga en un apéndice vermiforme, un órgano lleno de células linfoides con función defensiva.
2. El colon se divide en varias regiones distintas. El colon ascendente recorre hacia arriba la parte derecha de la cavidad abdominal y realiza un giro, la flexura derecha (o hepática) del colon, para cruzar la cavidad abdominal como el colon transverso. Vuelve a girar en la flexura izquierda (o esplénica) del colon y continúa hacia abajo por el lado izquierdo como el colon descendente, para entrar en la pelvis, donde se convierte en el colon sigmoide con forma de S. El colon sigmoide, el recto, y el canal anal se encuentran en la pelvis.
El canal anal termina en el ano, el cual está abierto al exterior. El canal anal presenta un esfínter voluntario externo (el esfínter anal externo) de músculo esquelético y un esfínter involuntario interno (esfínter involuntario interno) de músculo liso. Estos esfínteres suelen estar cerrados excepto durante la defecación, cuando se eliminan las heces del organismo.
Puesto que la mayoría de los nutrientes han sido absorbidos antes de llegar al intestino grueso, no hay ninguna vellosidad o pliegues circulares presente en él, pero se encuentran gran cantidad de células caliciformes (de Lieberkühn) en la mucosa que producen moco alcalino (rico en HCO3) que actúa como lubricante para facilitar el paso de las heces hasta el final del tracto digestivo.

- El principal componente de las heces es la celulosa, un polísacárido de elevado peso molecular que los vertebrados no pueden degradar debido a que carecen de las enzimas necesarias. En el caso de humanos su papel como nutriente es mínimo; sin embargo, las moléculas de celulosa retienen agua y estimulan el peristaltismo, lo que favorece la digestión mecánica y contribuye a mantener en buen estado las paredes del tubo digestivo.
- Absorción del agua: Aunque la mayor absorción de agua se produce en el intestino delgado, el intestino grueso también absorbe una cierta cantidad, es por tanto un órgano importante para mantener el equilibrio de agua del cuerpo. A medida que los residuos se acercan al tramo final, impulsados por movimientos peristálticos, se van espesando y adquiriendo una consistencia semisólida, formándose así las heces fecales.
- Las fermentaciones están causadas por bacterias simbióticas que vive sobre las paredes del intestino grueso forman la flora intestinal. Estas bacterias se alimentan los restos del bolo alimenticio que no se han digerido y/o absorbido produciendo gases intestinales y dando a las heces su olor característico. Sabemos que estas bacterias juegan un papel crucial para mantener la salud de las personas y entre otras, cabe destacar su función de sintetizar vitamina K (antihemorrágica) y vitaminas del grupo B (diversas funciones), que son imprescindibles para el organismo.
- Cuando en el recto se acumulan las heces se produce la defecación. Al estar lleno la presión empuja las paredes del canal y el recto se acorta, de forma que las ondas peristálticas propulsan las heces hacia el ano. El recto suele estar vacío, pero, cuando las heces se introducen en él a través del movimiento de masa y se estrecha su pared, comienza el reflejo de la deposición o gastrocólico es un reflejo medular (zona del sacro, parasimpático) que permite que las paredes del colon sigmoide y el recto se contraigan y los esfínteres anales se relajen. A medida que las heces se expulsan por el canal anal, el cerebro recibe mensajes que nos dan tiempo para decidir si el esfínter externo debe permanecer abierto o no, para detener el paso de las heces. Si no es conveniente, la defecación puede retrasarse temporalmente. En unos segundos, las contracciones reflejas finalizan y las paredes del recto se relajan. En el siguiente movimiento de masa, vuelve a iniciarse el reflejo de defecación.
Las dietas que incluyen fibra (verduras, frutas, legumbres), producen heces que absorben agua y están bien lubricadas. Por el contrario en las dietas pobres en celulosa, las heces que se forman son duras y con poca agua, recorriendo con dificultad el intestino grueso y originando estreñimiento.