BIOLOGÍA y GEOLOGÍA

MATERIAL DIDÁCTICO ESO BACHILLERATO

CLAVES DICOTÓMICAS

Si algo caracteriza a la vida es la gran diversidad de formas en que se presenta. Los distintos tipos de organización celular y la especialización en tejidos, órganos y aparatos o sistemas dan como resultado la existencia de individuos con características diversas entre sí. De esta enorme diversidad surgen dos necesidades:

  • Utilizar un sistema de nomenclatura de uso internacional que permita identificar con claridad a los seres vivos.
  • Clasificar a estos seres vivos para facilitar su estudio; es decir, agruparlos según características similares.

En el siglo XVIII, el naturalista sueco Carlos Linneo creó un sistema de nomenclatura que ayuda a identificar a todas las especies y, más tarde, a agruparlas y clasificarlas. A este sistema lo conocemos como sistema binomial, ya que, en principio, requiere de la utilización de dos nombres, y es el sistema que seguimos utilizando en la actualidad.
Tal y como propuso Linneo, el nombre que recibe cada especie lo conocemos como nombre científico y consta, por tanto, de dos partes: el nombre genérico y el nombre epíteto específico. Los nombres científicos
siguen ciertas reglas:

  • Debemos escribirlos siempre en cursiva (solo cuando no sea posible usar la cursiva escribiremos con subrayado).
  • La inicial del nombre genérico la escribimos siempre con mayúscula, mientras que al epíteto específico lo escribimos con minúscula. Por ejemplo, el nombre científico del pino canario es Pinus canariensis y el del lagarto gigante de Tenerife es Gallotia intermedia.

Al nombre genérico lo podemos utilizar por sí solo cuando hacemos referencia al conjunto total de especies que pertenecen al mismo género. Por ejemplo, tanto el pino canario como el pino blanco mediterráneo pertenecen al género Pinus.

Sin embargo, el epíteto específico no sirve como identificador por sí solo y no lo podemos utilizar sin el nombre genérico. De hecho, existen especies que tienen el mismo epíteto específico y no tienen ningún parentesco como Pinus canariensis, el pino canario y Quercus canariensis, el roble andaluz. Al epíteto específico lo solemos utilizar para indicar alguna característica de la especie; en este caso, canariensis significa el lugar donde esta especie es originaria o muy abundante.

La primera vez que escribimos el nombre científico de una especie, debemos escribirlo completo, pero si repetimos el nombre en el mismo contexto y no puede haber lugar a equivocación, podemos acortar el nombre indicando únicamente la inicial del nombre genérico. Así, el lagarto gigante de Tenerife, también lo podríamos escribir: G. intermedia

En algunas ocasiones, una misma especie puede estar formada por poblaciones muy similares genéticamente, pero con alguna diferencia. En este caso, hablamos de subespecies. Por ejemplo, el lagarto Gallotia galloti consta de tres subespecies: Gallotia galloti subespecie insulanagae, palmae y  eisentrauti.
El sistema binomial de nomenclatura científica permite, además de identificar a cada especie con un mismo nombre en todo el mundo, ayudar a la clasificación en distintos grupos o categorías conocidos como taxones. De esta forma, un grupo de individuos de géneros similares pueden agruparse dentro de la misma familia, e individuos de familias similares dentro del mismo orden. Siguiendo este patrón, existen también otros taxones como clase, filo, reino y dominio.

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