¿Qué es la calima?
Las superficies de desierto seco del norte de África son las fuentes más grandes y constantes de polvo del mundo. Solo los vientos más intensos que cruzan el desierto son capaces de levantar estas partículas. La calima es un fenómeno atmosférico en el que una nube de polvo transporta partículas en suspensión procedentes del Sahara.
Cada año, este tipo de nubes despegan del Sáhara transportando 180 millones de toneladas de polvo rico en minerales. Los vientos alisios que circulan de este a oeste lo transportan a lo largo del Atlántico hacia el continente Americano cuestión de días. A medida que la nube de polvo se desplaza, sus pequeños componentes se precipitan en una lluvia constante de partículas.
A miles de kilómetros en el sentido del viento, los finos granos de polvo modifican la ecología de los lugares donde aterrizan y el clima en su conjunto.
¿Cómo afecta la calima a la salud?
La calima suele empeorar los índices de calidad del aire a su paso. Entradas de polvo sahariano suelen enturbiar el cielo de las Islas Canarias o llegar incluso a la Península cada cierto tiempo. El polvo en suspensión característico de la calima está compuesto por arcilla, yeso, calcita y otros minerales. También contiene partículas microscópicas de bacterias, hongos, polen y contaminantes, que emiten las industrias de Marruecos, Argelia y Túnez.
Normalmente, cuando hay calima en las Canarias, la mayor parte del polvo que cae mide menos de 20 micras de diámetro. Para cuando una nube cruza el océano y llega al Caribe, el polvo que cae es aún más fino y muchos de los fragmentos restantes son más pequeños, 10 micras. Se debe tener en cuenta que las partículas que miden menos de diez micras entran a nuestro organismo a través de las vías respiratorias llegando al pulmón y, por tanto, al riego sanguíneo.
La Organización Mundial de la Salud indica que el nivel máximo al que se debe estar expuesto a este aire es de 50 ug/m3. En Gran Canaria casi se han llegado a valores de 2.000 ug/m3, 40 veces mayor que lo recomendado (dato para el 22/02/2021).
Los principales están relacionados con problemas respiratorios e irritación de las mucosas. El polvo en suspensión actúa de forma que contribuye a resecar las vías respiratorias, produce obstrucción nasal, picor en los ojos y tos.

Si la calima es persistente y su densidad abundante, pueden aparecer pasados unos días broncoespasmos (dificultades serias para respirar), fatiga, dolor torácico y mayor susceptibilidad a padecer infecciones respiratorias. Además, pueden desencadenarse crisis de ansiedad. y en muchas ocasiones se puede provocar un agravamiento de afecciones relacionadas con enfermedades respiratorias, tales como el asma, personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) que hacen que aumenten las visitas a los servicios de urgencias y los ingresos hospitalarios en algunos casos.
¿Por qué la calima puede tener partículas nocivas?
Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) asegura que la composición de la calima va variando según el momento y puede contener partículas nocivas que el viento arrastra a su paso por las zonas donde están las centrales térmicas y las refinerías de Marruecos, Argelia y Túnez.
Hassi Messaoud es considerada la primera ciudad energética de Argelia. Desde que se descubrió petróleo en la región, su industria no ha dejado de crecer y todas las grandes petroleras se han asentado allí. De esta región emana la mayor concentración de contaminantes que, finalmente, se adosan a las partículas de polvo para llegar a Canarias. Así, cuando el viento cargado de polvo encuentra en su camino las partículas emitidas por la actividad industrial, la calima contiene trazas de bromo, cromo, níquel, zinc y circonio, siendo el cromo y el níquel perjudiciales para la salud.